IDENTIDAD
Si hay una convicción en el ámbito de la Educación Religiosa Escolar Católica, es que el «alma» de la educación de la fe no es un texto ni los métodos, por espectaculares que sean, sino la persona misma del educador. No basta con ser experto transmisor de cultura cristiana. El profesor(a) de religión es, primero que todo, un evangelizador. Por consiguiente, concibe su tarea como vocación, como una hermosa misión dada por el Señor Jesús y a la que la Iglesia lo envía en su nombre.