La mañana del martes 6 de junio, Jefes de Unidades Técnicas Pedagógicas y Orientadores de Colegios de Iglesia participaron fraternalmente en un Retiro Espiritual organizado por la Vicaría Pastoral para la Educación y la Cultura.
El tema principal de este encuentro fue “poner a la persona en el centro”, uno de los siete compromisos del Pacto Educativo Global. De esta forma, Viceduc continúa profundizando, con los distintos estamentos, la iniciativa impulsada por el Papa Francisco que busca lograr una transformación cultural e integral a través de la educación.
El retiro, que fue liderado y motivado por las Hermanas Vilma Alberti y Lea Biazeto de la comunidad brasileña Mar Adentro, se dividió en dos ejes de trabajo: ¿Qué es la persona? y La persona a la luz de la fe, que se desprenden del tema principal.
Poner a la persona en el centro es “meditar y reflexionar sobre la dignidad de la persona y su valor inconmensurable en relación con Dios, con los hermanos y con uno mismo”, señaló la hermana Lea.
Además, explicó que “poner a la persona en el centro, es poner a Cristo en el centro”, porque “Él debería ser el centro de cada persona. Cuando estamos fundamentados en Él, que es la roca eterna, el hombre se descubre a uno mismo”.
Los asistentes pudieron reflexionar de manera individual y grupal sobre cómo la persona debe ser el centro de los procesos educativos.
Para Jessica Ortega, Directora Académica del Colegio Santísima Trinidad, estos espacios son positivos porque se realiza un encuentro “entre los colegios y nos permite intercambiar trabajo y conversaciones a nivel profesional, pero por sobre todo, podemos hacer actividades que sean en beneficio nuestros estudiantes y eso tiene un carácter netamente evangelizador y transversal”.
Por su parte, Pedro Julves, Director de Ciclo del Liceo La Asunción, destaca que “estas jornadas siempre tienen un dejo de enseñanza y permiten formar comunidad. Encontrarnos con colegas que pertenecen a distintos colegios nos permite retroalimentarnos como personas y como profesionales”.
La jornada finalizó con una adoración al Santísimo, que se llevó a cabo en la capilla del Seminario Metropolitano de Concepción.