Este domingo 8 de agosto el diario El Sur publicó el artículo de opinión ‘El trabajo en la nueva Constitución’, escrito por Monseñor Fernando Chomali, Arzobispo de Concepción y vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh).
El texto aborda la importancia del trabajo en la comunidad, en su día a día. «Si hay un asunto relevante para las personas, la familia, la sociedad y el ambiente, es el trabajo. Sólo el ser humano es capaz de trabajar». Asimismo, Monseñor califica al trabajo como fuente de alegría, de desarrollo personal, de ingresos para proveer los bienes y servicios que la familia necesita. «Una persona que trabaja y que percibe que allí saca a la luz todas las destrezas, carismas, habilidades y aptitudes de que dispone, es una persona feliz».
Por otra parte, el nuevo vicepresidente de la CECh se refirió al rol de la Asamblea constituyente a la hora de contemplar esta temática. «La Asamblea constituyente -que tiene la misión de redactar una nueva Constitución para el país- debe estar muy atenta a la hora de evaluar si su redacción promueve el trabajo, promueve la creación de fuentes de trabajo y si da las garantías suficientes para que cada habitante de Chile tenga la posibilidad de desarrollar todos sus talentos y capacidades por medio de su formación escolar, técnica y profesional».
Tras lo anterior, añade: «En definitiva, el trabajo no es sólo un hacer de quien lo realiza sino que un hacerse a sí mismo para bien o para mal. La Constitución tratándose de un tema que toca la vida misma de las personas y la sociedad no puede soslayarlo».
En ese sentido, el Arzobispo de Concepción explicó: «Del modo como se vincule la sociedad con el trabajo tendremos una sociedad más o menos equitativa. Si el trabajo se centra en la persona y que su valor radica en quién lo realiza más que en lo que realiza, tendremos futuro. Si el trabajo se considera un insumo más en la cadena de producción, es decir como una mera mercancía que se tranza en el mercado, no tenemos futuro porque las desigualdades se van a incrementar».
Ante de finalizar, reparó en la necesidad de promover en la misma Constitución una adecuada conjugación entre el derecho y el deber de trabajar «con el derecho a llevar una vida digna es una tarea magna de alto impacto social. Ello implica pensar el trabajo humano como una característica propia y genuina del hombre que no puede quedar al arbitrio del Estado ni del sistema económico. El trabajo es la fuente desde donde pueden surgir muchos bienes materiales, sociales y espirituales. Es la base y la condición de posibilidad para obtener la anhelada casa propia».
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